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  • En estas condiciones lo que se

    2018-11-01

    En estas condiciones, lo que se impone es llevar tan lejos como sea posible un persistente esfuerzo democratizador que permita politizar, centralizar y coordinar las decisiones económicas clave, superando definitivamente los rígidos condicionamientos que el capital hoy día impone sobre el desarrollo de las fuerzas productivas y la orientación en que lo hacen. Esto significa, al revés de lo que suelen sostener hoy con gran determinación los círculos gobernantes, los poderes fácticos empresariales y todos aquellos que se desempeñan como sus “intelectuales orgánicos”, que la resolución de los grandes problemas económicos y sociales del mundo actual no se juega en un plano de decisiones ni exclusiva ni principalmente técnicas, sino ante todo en el terreno de las decisiones políticas. En otros términos, de aquél mismo tipo de decisiones que tan pronto asoman tímidamente en las políticas económicas de algún gobierno suelen ser inmediatamente descalificadas como “populistas”. Es, por otra parte, evidente que las relaciones de fuerza hoy imperantes en el mundo tornan extremadamente complejo e incierto en su desenlace este desafío. Pero lo que en él se juega en este momento histórico es mucho más que la vieja y sentida aspiración de construir y poder vivir en un mundo más justo. Lo que el desarrollo anárquico y voraz de las inmensas fuerzas productivas desatadas bajo el SB 203580 capitalismo está poniendo en juego es la supervivencia misma de la humanidad y en plazos históricos que no dejan margen posible SB 203580 la incredulidad y la complacencia. Es necesario alzar la mirada y colocarla a la altura del desafío a que nos enfrenta el tipo y nivel de desarrollo que hemos alcanzado, al buscar contribuir activamente a la generación de un cambio democratizador profundo y global. Debemos avanzar con determinación desde una economía de la competencia global, de todos contra todos, a una economía de la solidaridad global, de todos con todos, decidiéndonos a dar los pasos concretos, grandes y pequeños, que efectivamente nos lleven en esa dirección. En suma, se puede y se debe impulsar todas las iniciativas que permitan acrecentar la soberanía de nuestro accionar para poder fortalecer, no sólo a escala nacional sino también continental y mundial, la lucha por una sociedad de efectivos derechos, prosperidad y seguridad colectivos. Entre los objetivos que permiten direccionar el avance hacia la construcción de un nuevo orden económico mundial, profundamente democrático y solidario, se puede mencionar la necesidad de:
    Conclusiones El actual desplome de los precios de las materias primas, que en el caso de Chile, golpea fuertemente a su principal producto exportable, parece haber disipado, de manera súbita, como pompas de jabón, los anuncios triunfalistas sobre el próximo e inminente ingreso de Chile al selecto club de los países desarrollados. Pero lo cierto es que tales anuncios nunca tuvieron una base sólida en los hechos ni en un razonamiento mínimamente riguroso, coherente y profundo sobre el real significado del desarrollo económico. Lamentablemente Chile, como la mayoría de los países, no cuenta con las credenciales que, en el marco del capitalismo, le permitan franquear esa puerta. En consecuencia, tales vaticinios, avalados por el arrogante stablishment de la profesión, respondieron exclusivamente al objetivo político inmediato de los sectores sociales dominantes de asegurar, mediante la aceptación resignada de sus políticas por parte de la población, los altos niveles de gobernabilidad que sus expectativas de negocios necesitan para poder prosperar. Esta ha sido, por lo demás, la tónica del discurso gubernamental chileno en los últimos veinticinco años. En el marco de un esfuerzo intelectual riguroso dicho discurso se revela de inmediato carente de todo asidero y justificación. La pretensión de reducir el desarrollo al mero crecimiento económico, aunque sea “con equidad”, supone, en contravención a toda lógica, el infructuoso empeño de subsumir un concepto más complejo y comprensivo en uno más simple y parcial. Contar con un marco teórico y conceptual apropiado es la condición primera, sine qua non, de un diagnóstico y de una solución adecuada. Pero con la teoría del desarrollo económico ha acontecido algo similar a lo sucedido un siglo antes con la economía política que, debido a su preocupación por “la riqueza de las naciones”, se fue tornando cada vez más molesta para el gran capital. Finalmente, careciendo de intereses propiamente “políticos”, éste decidió hacerla a un lado y centrar su atención sobre un horizonte exclusivamente micro. Lo mismo ha ocurrido con la teoría del desarrollo. La razón puramente instrumental del gran capital desplaza así del escenario a la razón sustantiva.